29 mayo 2006
Calor revelador
No, no me refiero a “ese” calor. Me refiero al calor normal y corriente, al que llega con el verano y responde única y exclusivamente a causas climatológicas. Ese calor que padecemos desde hace unos días y que amodorra, aletarga y produce un sopor general... excepto a mí, que me ha traído una lucidez reveladora y me ha llevado a una sucesión esclarecedora de descubrimientos:
He descubierto asombrada que lo de los lagartos extraterrestres es cierto. Existen. Y yo soy uno de ellos. Porque si no no consigo explicarme cómo demonios puede ser que con estas temperaturas y sudando como la cabrona que aspiro a ser, mi cuerpo permanezca completamente helado. Me he planteado cortarme las venas a ver si mi sangre es verde, pero las cuchillas, fuera de la epileidi, me dan repelús.
También he descubierto que los ventiladores y demás aparatejos productores de frescor artificial se encontraban ocultos en el último rincón del trastero, sepultados bajo un montón de cajas acumuladas durante el invierno (¡jesús! si las correspondencias del taichi son ciertas no quiero saber cómo andará mi subconsciente, es un descubrimiento sin el que puedo vivir perfectamente).
Como se han iniciado las jornadas de ventanas abiertas en el edificio, he descubierto varios cotilleos del vecindario, que dejaré para otra ocasión. Supongo que se habrán enterado de los míos, porque el otro día un crío se quedó parado delante del ascensor dudando sobre si entrar conmigo o no (angelito, dentro de unos años pagará por ver lo que ahora tiene gratis y descodificado).
Mi último descubrimiento es que en el piso de enfrente están en obras. O es eso, o es que había un congreso de obreros en la ventana mientras yo exploraba mi cuerpo de lagarta.
25 mayo 2006
Labura, pero ¿seguro?

Es más que lógico que distribuyan el librito, teniendo en cuenta que el edificio en que me han ubicado colecciona grietas, las cañerías padecen halitosis, los ascensores no recuerdan la última revisión que les hicieron... porque padecen Alzheimer, y si nos libramos de todos los inconvenientes del aire acondicionado... es porque no lo tenemos. Con lo que empiezo a hacerme una idea del riesgo que supone trabajar aquí, que, digo yo, puestos a regalar algo, bien podrían darnos un casco, que nos haría más avío.
Pues para empezar me entero de que mi puesto de trabajo “...se convierte en un universo de actuación...” ya, lleno de luz y de color, supongo, ¿pero porque toda la chatarra espacial tiene que amontonarse en mi mesa?
“...que resulte lo más agradable posible...” ¿y qué coño hago con la imbécil que tengo enfrente?
Los criterios de distribución son apasionantes: te recuerdan que tengas en cuenta si eres zurdo o diestro (por si nunca habías reparado en ello), la frecuencia de utilización del material, el tamaño y peso de los objetos a manipular... y sobre todo que no te dejes cajones abiertos para no dejarte una rodilla allí clavada, que haría mal efecto. ¿Pero realmente le han pagado a alguien por escribir esto o se lo han bajado del rincón del vago?
Hasta incluyen instrucciones sobre qué hacer en caso de aviso de bomba... pero si eso lo he tenido siempre claro: animarles y echar a correr.
23 mayo 2006
Cabrona versus maricona
El problema es que, a pesar de este auge cabronil, vengo observando la peligrosa proximidad que tienen algunas a su “maricona interior”, y como incluso la exhiben sin el más mínimo pudor y sin ningún respeto a las más elementales normas de lo apolíticamente incorrecto.
Cómo se puede explicar que un convoy de plumas, rapada y con camiseta modelo tranvía-que-no-da-pillado-el-deseo salga con perlas estilo “busco una chica que le gusten los osos amorosos y pasear por el campo recogiendo margaritas”... o la neoalternativa que “ansía” (sic) una compañera con la que leer en las tardes de invierno debajo de una manta, para leer qué? a Corín tellado?... o las macarras en cuero negro que quieren descubrir en los ojos de su compañera el destello de un amor eterno... ¿Para qué se visten de cuero? ¿Para hacernos falsa ilusiones?... sin nombrar a la legión de “evisceradas” que van pidiendo que alguna taxidermista recomponga los pedazos de sus hecatombes sentimentales (está visto que el amor es un arma de destrucción masiva).
Al lado de todo ésto, los poemas de los móviles son joyas literarias. ¿Que va a ser lo próximo que pidan? ¿La paz mundial? ¿O es que aquí toda Crista ama a Laura y no se atreven a confesarlo?
Vale que todas podemos tener momentos de debilidad ¿Pero tanto cuesta disimularlos?
22 mayo 2006
Cuesta abajo en mi rodada


Decididamente vivimos tiempos espesos. Viendo estas cosas prefiero seguir fiel a Lourdes y al “virgencita que me quede como estaba”.