05 octubre 2006
Una de nostalgia

Tosco, modesto, humilde, con un toque campechano, tan coloradote él, con esa apariencia tan simple, tan de andar por casa... que quien se podría imaginar que este chiquitín, plantado en la tierra adecuada, abonado con una buena recalificación y regado profusamente con generosos chorros de cohecho, puede acabar dando una copiosa producción de billetes de 500 euros, enfajados y embalados en bolsas de basura.
Que, por cierto, ¿alguien sabe de qué color son los billetes de 500?, porque de toda esta historia el único color que me suena es el de las bolsas de basura, y de verlas por la calle, que una es ecologista (y pobre) y recicla las bolsas del super... cuando me las dan, que donde compra una normalmente las bolsas las cobran, y allá que me voy con mi bolsita de tela o mi marujicarro todo terreno, para ahorrarme tres miserables céntimos, más lo que araño comprando las marcas propias del super en cuestión, que no tiene una muy claro de dónde vienen ni a veces qué puede ser, pero ya se sabe que lo que no mata engorda, y malo será que el michelín no me saque a flote si viene una de vacas (más) flacas, que no llovió que no escampara, ni mal que cien años dure... y así, a golpe de refranero, se va una consolando, que la sabiduría popular siempre a tenido especial aplicación en desarrollar el efecto klenex (la necesidad agudiza la búsqueda de consuelo, una vez descartado el encuentro del remedio), y de vuelta para casa a preparar una cena modesta que hay que acostarse tempranito, que mañana de vuelta al tajo, y a ver si en la tele dan algo que distraiga un poco... y lo que te dan es más noticias de escándalos y corrupción urbanística, y “representantes” del pueblo que se han “forrado” de esos billetes de los que yo no conozco el color, y una, que en fondo es una nostálgica, añora aquellos tiempotes en que se armaba una revolución por un quitameallá esos diezmos, o (mucho más fashion) por el largo de una capa... que nunca prosperaba y pronto se volvía a lo mismo, pero ¿y el gustito que daba mientras corría la sangre?
Que, por cierto, ¿alguien sabe de qué color son los billetes de 500?, porque de toda esta historia el único color que me suena es el de las bolsas de basura, y de verlas por la calle, que una es ecologista (y pobre) y recicla las bolsas del super... cuando me las dan, que donde compra una normalmente las bolsas las cobran, y allá que me voy con mi bolsita de tela o mi marujicarro todo terreno, para ahorrarme tres miserables céntimos, más lo que araño comprando las marcas propias del super en cuestión, que no tiene una muy claro de dónde vienen ni a veces qué puede ser, pero ya se sabe que lo que no mata engorda, y malo será que el michelín no me saque a flote si viene una de vacas (más) flacas, que no llovió que no escampara, ni mal que cien años dure... y así, a golpe de refranero, se va una consolando, que la sabiduría popular siempre a tenido especial aplicación en desarrollar el efecto klenex (la necesidad agudiza la búsqueda de consuelo, una vez descartado el encuentro del remedio), y de vuelta para casa a preparar una cena modesta que hay que acostarse tempranito, que mañana de vuelta al tajo, y a ver si en la tele dan algo que distraiga un poco... y lo que te dan es más noticias de escándalos y corrupción urbanística, y “representantes” del pueblo que se han “forrado” de esos billetes de los que yo no conozco el color, y una, que en fondo es una nostálgica, añora aquellos tiempotes en que se armaba una revolución por un quitameallá esos diezmos, o (mucho más fashion) por el largo de una capa... que nunca prosperaba y pronto se volvía a lo mismo, pero ¿y el gustito que daba mientras corría la sangre?