19 septiembre 2006

 

Como en las mejores familias...

No lo entiendo, definitivamente no consigo entender por qué demonios el estado, el papa, las asociaciones de padres, las múltiples y variadas iglesias existentes... porquéporquéporquéporqué, todos se empeñan en defender a la familia. Pues no sé yo a cuál, porque es que a la mía no hay por donde cogerla. Vamos, que si la familia es la célula de la sociedad, la mía me ha salido cancerígena, y está en plena metástasis.

Como si no nos llegara con el cúmulo de rarezas y manías que hemos ido amontonando a lo largo de los años, ahorita mismo andamos inmersos en jornada histérico-neurótica pre-boda fraterna.

Y el problema no es preparar nada de la boda, nononono, que de esos gracias a diosa, se encargan los novios y la familia de la incauta que no sabe donde ha ido a caer, mi principal problema es que tengo a mis hermanas vistiéndome y desvistiéndome, calzándome, peinándome y desmelanándome, complementándome, enjoyándome, enchalándome (¡avercómovasairpordios!) desde hace unas semanas, ¡y todo esto por teléfono!, que si las llego a tener cerca, ya no sé lo que me harían. Y como no les acaba de convencer mi fondo de armario (y mira que tiene fondo) vienen de camino con un cargamento de bolsos, chales, pulseras, collares, camisas, fulares... todo en colores de frutería y telas y materiales impronunciables, que no sé yo cuántas veces tendré que cambiarme para poder ponérmelo todo en el mismo día, que este cuerpecito mío no da para tanto, que al final en vez de boda iré vestida de árbol de navidad.

Y si no me llegara con tener que ir cargada de abalorios y con tres o cuatro bolsos (lo que es un poco más comprensible, porque con el tamaño de los bolsitos tienes que llevar varios para que te quepan unas puñeteras llaves y un puñado de arroz) además intentan colocarme un cargamento de tías (no, no hablo de esas tías que a las que añadir epítetos obscenos cuando se las busca en el google, sino de las de la familia) todas las solteronas y viudas achacosas, que como nos pille un control las detienen a todas por pastilleras, que en vez de llevar coche estoy planteándome alquilar una ambulancia o un autobús del imserso, a ver si consigo una subvención por viaje de la tercera edad.

Y lo peor de lo peor de lo peor, está por llegar. El: ¿y tú para cuándo? Ay, santa maría de la alegre caipirinha ¡qué haya barra libre!

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