03 junio 2006

 

Qué falta de respeto, qué atropello a la razón.





En estos días ha tenido lugar uno de los principales eventos parlamentarios de cualquier país democrático mínimamente serio: ¡El debate sobre el estado de la nación !

(¡jesús! ¡y yo con estos pelos! )

A estas alturas ya nadie espera que nuestra clase (es un decir) política sea ni democrática ni seria, pero esa es otra cuestión que daría para varios días. El caso es: ¿Alguien sabe de qué se ha hablado en el chiringuito de los leones? ¿Han dicho algo nuevo ese par de excelsos adalides de la patria? ¿Cuántos diputados asistieron y cuántos se pasaron la jornada en la cafetería? ¿Cuántas veces se pataleo y abucheo como en un cabaret de tres al cuarto? ¿Cuánto cobran sus señorías?

En cambio, lo que a todo el mundo le ha quedado claro, y por lo que pasarán a la historia estos días, es que ha muerto la más grande. Esta realidad plurinacional que ya sólo se llama España en los realitys (“Qué España decida”, que excaso márgen de decisión), no “is diferent”, simplemente is la hostia.

Pero eso no es lo más grave, lo realmente importante es que la más grande fue y será siempre Juanita Reina.

Comments:
¿¿¿Ha muerto Juanita Reina????
 
Sí, querida, sí, donde va. Lamento que te hayas tenido que enterar de esta forma tan brusca. Claro, como los horteras de tus vecinos seguramente no sabrán ni quién es, no habrán cantado ninguna de las coplas que la hicieron inmortal (bueno, lo de inmortal es un decir, ya sabes).
 
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