12 junio 2006
La funcionaria asesina

Recuerdo que allá en mi tierna adolescencia (o sea, ayer), adquirí este disco, que aún conservo en vinilo (sí, vinilo, esos platos de plástico redondos y negros, que se hacían sonar con una aguja. Y sí sí sí sí sí, sigo manteniendo que fue ayer) de la inefable Alaska. Para la mayoría del personal, la canción más recordada de este disco es el himno petardero-desenfadado y nunca suficientemente ponderado de “A quién le importa”, que aún hoy en día sigue produciendo conmoción general en cualquier garito digno y decente que se precie. Yo de aquella ya era lo suficientemente rebotada como para que no me importara ya qué le importa a quién, por lo que, sin negar el encanto del tema, mi atención se desvío completamente hacía otra de las canciones cuyo mensaje penetró en mí como un relámpago revelador:
“Soy la funcionaria asesina
Buscada por la policía
Y ya he degollado a más de cien
Yo con mi sierra sé que hacer”
Buscada por la policía
Y ya he degollado a más de cien
Yo con mi sierra sé que hacer”
Como dice en otra estrofa “mi vocación se reveló”. Ver a La Inefable, sierra eléctrica en mano, fue un revulsivo en mis objetivos vitales. Y lo vi todo claro: “yo de mayor quiero ser funcionaria”. La idea de llevar una vida gris, anodina y burocrática durante el día, y transformarme en una psicópata sanguinaria de noche, elevaba mi morbo a sus más altos niveles...
...Con el paso del tiempo me fui enterando de lo de los moscosos, la jornada continua, la jornada reducida en verano y fiestas patronales, las dietas, los complementos, las residencias de tiempo libre, el café de primera hora, el café de segunda hora, el café de tercera hora..., la manicura, los permisos de enfermedad del pariente de turno, los tres días de baja sin parte, las bajas porque yo lo valgo, el tetris, el salgo un momentito a un recado, el voy a acompañar a mi madre al médico... y el encanto se desvaneció completamente.

La vida del funcionario no puede ser gris y anodina: es una fiesta de luz y de color. Quien goza de semejantes prebendas ¿para qué necesita llenar su existencia a golpe de matanzadetexas? Todo mi morbo se fue a hacer puñetas, divinas y caladitas, que una tiene estilo hasta en el derrumbe, pero puñetas al fin y al cabo.
Comments:
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suele pasar que cuando vamos creciendo vemos como son las cosas en realidad y el morbo de va a hacer puñetas... A mi me pasó con el trabajo de azafata, ay perdón, con el politicamente correcto "auxiliar de vuelo"... algun dia lo contaré
Bueno, yo nací siendo una morbosa en potencia... Los estímulos van cambiando con los años pero el vicio, siempre está ahí.
Amneris: si es que el mito de la azafata a hecho mucho daño a las vocaciones (laborales, bueno, y a las otras tambien, que es una imagen que siempre ha dado mucho morbo :P).
lak_brona: cuanta verdad: el vicio ni muere ni desaparece, sólo se transforma.
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lak_brona: cuanta verdad: el vicio ni muere ni desaparece, sólo se transforma.
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